CETOACIDOSIS DIABÉTICA
Definición
Es
un trastorno metabólico agudo secundario a deficiencia absoluta o relativa de
la insulina, considerada una urgencia médica resultando en deshidratación
potencialmente mortal.
Manifestaciones
clínicas
Asociada
a factores precipitantes como: omisión del tratamiento, procesos infecciosos,
estrés, ictus, dieta poco rigurosa, consumo excesivo de alcohol, cocaína,
embolismo pulmonar, drogas que alteran el metabolismo de los carbohidratos:
corticosteroides, agentes simpaticomiméticos, bloqueadores alfa beta
adrenérgicos y uso excesivo de diuréticos en edades avanzadas.
Fisiopatología
1.
Debida a dos factores principales: deficiencia de insulina y aumento de
hormonas contrarreguladoras (glucagón, cortisol, adrenalina y hormona de
crecimiento), que generan aumento de la gluconeogénesis hepática.
2.
Uso irregular de glucosa en los tejidos periféricos resultando en hiperglucemia
y cambios paralelos en la osmolaridad del espacio extracelular.
3.
Elevación de los niveles de ácidos grasos libres (lipólisis) con oxidación
concomitante de estos a cuerpos cetónicos (beta hidroxi-butírico y
acetoacetato) resultando en cetonemia y acidosis metabólica.
4.
Diuresis osmótica con pérdida de agua y electrolitos Síntomas no específicos
tales como fatiga, malestar general asociado a poliuria, polidipsia, polifagia
y pérdida de peso.
5.
Dolor abdominal y en algunos casos con características de abdomen agudo,
presente en 50 a 75 % de los casos de CAD severa.
6.
Cuando el dolor abdominal no desaparece con hidratación y la resolución de la
CAD se deben investigar otras posibilidades diagnósticas.
7.
Hallazgos físicos: aliento cetósico (olor a manzana), nauseas, vómito,
respiración de Kussmaul, taquicardia, hipotensión, alteración del estado
mental, y en última instancia shock y coma.
Tratamiento
Objetivos:
1.
Mantener el volumen circulatorio y de perfusión tisular.
2.
Disminuir los niveles de glucemia y osmolaridad plasmática en forma gradual.
3.
Corregir el desequilibrio hidroelectrolítico.
4.
Eliminar los cuerpos cetónicos, séricos y urinarios.
5.
Identificar y tratar los eventos desencadenantes.
Hidratación
1.
Se inicia solución salina al 0,9 %, suministrando en forma rápida 1 000-2 000
mL
2.
Es posible sustituir por solución salina al 0,45 % o continuar con 0,9 %
dependiendo de los niveles de sodio y la situación hemodinámica del paciente.
3.
Determinar sodio plasmático para escoger tipo de solución. Calcular osmolaridad
efectiva con la siguiente fórmula: 2⌠sodio (mEq/L) + glucosa (mg/dL)⌡/18.
4.
En las próximas 2 horas 500-1000 mL, después se realizaran los ajustes
necesarios, calculando la reposición de las pérdidas en 24 horas.
5.
Glucemia menor de 250 mg/dL se iniciaran soluciones glucosadas de 0,45 % con
dextrosa al 5 %.
Insulina
Inicialmente
cada hora 10 unidades de insulina cristalina por vía intravenosa hasta lograr
la administración de insulina por bomba de infusión continua que es la forma
más conveniente (en deshidratación severa disminuye la absorción subcutánea de
insulina).
1.
Se iniciará el aporte de insulina regular (cristalina) a razón de 0,1
unidad/kg/hora en infusión continua, pudiéndose adicionar bolus de 0,14 UI/kg
si la glucemia no disminuye al menos 10 % en una hora
2.
Se espera reducción de glicemia horaria de 75-50 mg/dl.
3.
Una vez obtenido niveles de glucosa de 250 mg/dL, la dosis de insulina puede
ser reducida a 0,05-0,01 UI/kg hasta lograr estabilizar la glucemia.
Electrolitos
séricos Potasio: puede apreciarse valores normales o disminuidos en presencia
de un déficit real, debido al déficit de insulina, acidosis y pérdidas renales
por la diuresis osmótica. Con niveles de potasio < 3,3 mEq/L el aporte de
insulina debe posponerse hasta corregir el déficit, para evitar así la génesis
de arritmias y paro cardíaco por hipopotasemia.
Administrar
de 20-30 mEq/L de solución. Bicarbonato: si posterior a la reposición inicial
de líquidos e insulina persiste el pH < 6,9 y la vida del paciente está en
peligro suministrar 100 mmol a razón de 50 mmol/hora recomendándose la
corrección en 4 horas. PH de 6,9-7, suministrar 50 mmol de HCO3 e infundir en 1
hora. Criterios de resolución de la cetoacidosis diabética Glucosa < 200
mg/dL, bicarbonato sérico ≥18mEq/l y pH venoso ≥7,3. Con criterios de
resolución de la CAD y el paciente tolerando vía oral, iniciar insulina
subcutánea.
Si
el paciente todavía no está apto para la vía oral, continuar la insulina
intravenosa, soluciones con dextrosa y glicemia capilar cada 4 horas. 27
Complicaciones
de la terapia
·Hipoglucemia
complicación potencial de la terapia insulínica.
·
Hipopotasemia secundaria al desplazamiento del potasio al espacio intra celular
por la acción de la insulina.
·Edema
cerebral es una complicación rara, pero frecuentemente fatal que ocurre en 0,7
a 1 % de los niños con CAD (debido a corrección rápida de hiperglicemia).
·Acidosis
hiperclóremica está presente en 10 % de los pacientes con CAD; sin embargo,
está casi uniformemente presente después de la resolución de la cetonemia. Esta
puede ser exagerada por la administración excesiva de NaCl en la hidratación
parenteral, por lo que se recomienda hidratación por vía oral tan pronto sea
posible.
ESTADO
HIPEROSMOLAR HIPERGLICÉMICO
El
estado hiperosmolar hiperglicémico es una de las alteraciones metabólicas más
graves que se presentan en pacientes con diabetes mellitus tipo 2 y puede ser
una emergencia que pone en riesgo la vida del paciente.
Definición
Es
un síndrome en donde existe una deficiencia relativa de insulina caracterizado
por una marcada hiperglucemia, hiperosmolaridad y deshidratación, sin cetosis
significativa, con disminución en las funciones mentales, pudiendo llegar a
presentarse estado de coma
Etiología
Fisiopatología
Los
mecanismos subyacentes que llevan al estado hiperosmolar resultan de los
efectos de la deficiencia de insulina y las elevaciones de las hormonas
contrarreguladoras (glucagón,epinefrina, cortisol y hormona de crecimiento) en
el hígado y en el tejido adiposo. El incremento de la producción de glucosa
hepática además de la disminución de la captación tisular de glucosa, lleva a
la hiperglicemia característica. El riñón juega un rol clave en el desarrollo
de la hiperglicemia. El umbral normal para la reabsorción de glucosa por el
riñón es de alrededor de 180 mg/dl, el cual cuando es excedido, determina la
precipitación la glucosa hacia la orina generando diuresis osmótica inducida
por glucosuria, lo lleva a anormalidades electrolítico-metabólicas. Por otra
parte, las prostaglandinas I2 y E2 generadas por el tejido adiposo y que se ven
aumentadas en el estado hiperosmolar pueden llevar a caída de la resistencia
vascular periférica y otros hallazgos comunes como taquicardia, hipotensión, náuseas,
vómitos, y dolor abdominal. De esta forma se establece un círculo vicioso de deshidratación
celular junto a diuresis osmótica, la cual sólo puede ser cortada con un aporte
adecuado de fluidos.
Manifestaciones
clínicas
Suele
presentarse de forma insidiosa, generalmente en un paciente que tiene como antecedente
de varias semanas de duración con poliuria, polidipsia pérdida de peso y disminución
de la ingesta de líquidos, que culminan con alteración del estado mental. Al examen
físico presentan deshidratación profunda, taquicardia hipotensión o normo
tensión, taquipnea, hiper o hipotermia. Los datos clínicos más relevantes son:
mareo, letargo, delirium, coma, convulsiones generalizadas o focalizadas, alteraciones
y cambios visuales, hemiparesias y déficit sensorial. En la exploración física
deben de buscarse signos físicos universales de deshidratación, y datos de
infección como causa primaria o subyacente del estado hiperosmolar.
Evaluación
de laboratorio
Glucosa
sérica: Generalmente se eleva considerablemente, a menudo a más de 800 mg/dL.
Osmolaridad
plasmática: Se encuentra generalmente por arriba de los 320 mOsm/l. La osmolaridad
sérica puede medirse directamente o puede calcularse mediante la fórmula siguiente:
Osm = (2 × Na) + (nitrógeno ureico sanguíneo/2,8) + (glucosa/18)
Gases
sanguíneos: En la mayoría de los casos de estado hiperosmolar hiperglucémico, el
pH sanguíneo es mayor de 7,30.
Sodio:
la pseudohiponatremia es común debido al efecto osmótico de la glucosa. La concentración
sérica de sodio puede ser corregida incrementando 1,6 mEq/L a la cifra de sodio
sérico por cada 100 mg/dl del nivel de glucosa.
Potasio:
Puede estar elevada debido a un cambio extracelular causado por la deficiencia de
insulina.
Fosfato:
en respuesta a la hiperglicemia y a la hiperosmolaridad, se producen pérdidas importantes
(aproximadamente de 1 mOsm/ kilogramo de peso). Los efectos adversos de su
descenso (cuando es menor de 1 mg/dl) son depresión respiratoria, debilidad de
los músculos esqueléticos, anemia hemolítica y depresión cardiaca. La
reposición de fosfato debe limitarse a aquellos pacientes con fosfato sérico
menor de 1 mg/dL y en aquellos con hipofosfatemia moderada concomitante a
anemia o compromiso cardiovascular.
Magnesio
y calcio: Si los niveles de magnesio son menores de 1,8 mOsm/l o existe tetania
se debe administrar 5mg de sulfato de magnesio en 500 mL de solución salina al 0,45
% en 5 horas. La hipocalcemia sintomática se trata con 1 a 2 g de gluconato de
calcio endovenosa (10 a 20 mL de una solución al 10 %) en un periodo de 10
minutos.
Bicarbonato
sérico y brecha aniónica: La concentración de bicarbonato en un paciente con
estado hiperosmolar hiperglucémico puede ser mayor de 15 mEq/L. El Anión Gap calculado
es usualmente menor a 12 mmol/L. Sin embargo, una acidosis metabólica de Anión
Gap elevado puede presentarse debido a la deshidratación pero usualmente es menos
profunda que la observada en cetoacidosis diabética. Algunos pacientes con
estado hiperosmolar hiperglucémico pueden tener un componente de cetoacidosis.
Evaluación
de la función renal: El nitrógeno ureico en sangre (BUN) y la concentración de
creatinina es probable que estén elevadas al principio debido a la
deshidratación.
Cuando
sea posible, deben ser comparados con los valores anteriores, pues muchos pacientes
con diabetes muestran insuficiencia renal basal.
Niveles
de creatin-fosfoquinasa: La creatin fosfoquinasa (CPK) con sus isoenzimas se deben
medir en forma rutinaria, debido a que tanto el infarto al miocardio como la rabdomiólisis
pueden desencadenar el estado hiperosmolar hiperglucémico, y ambos pueden ser
las complicaciones secundarias de éste.
Análisis
de orina: Un análisis de orina puede revelar densidad elevada (evidencia de deshidratación),
glucosuria, leve cetonuria y la evidencia de infección del tracto urinario.
Criterios
Diagnósticos del Estado Hiperosmolar Hiperglucémico según la Asociación
Americana
de Diabetes (Diabetes Care 2009)
·
Glucosa en plasma (mg/dL) ≥ a 600 mg/dl
·
pH arterial > 7,30
·
Bicarbonato sérico (mEq/L) > 15mEq/L
·
Cetonas en orina ausentes o trazas
·
Cetonas en suero ausentes o trazas
·
Osmolaridad sérica efectiva ≥ a 320 mOsm
·
Anión gap (brecha aniónica) variable
·
Alteraciones del estado mental (20-25 %)
estupor/coma
·
Deshidratación severa (aproximadamente 9L)
·
Tratamiento
La
detección del cuadro y el tratamiento de una enfermedad subyacente son
críticos.
Tratamiento
con fluidos:
Para
tratar la deshidratación es fundamental el acceso intravenoso (IV). Está
recomendado un acceso intravenoso (IV) de gran calibre, si es posible el acceso
venoso central, a condición de que los intentos de obtener este último no
retrasen significativamente el inicio del manejo.
El
uso de una vía central para administrar líquidos y medir presión venosa central
(PVC), es indispensable en estos pacientes, ya el grave estado de deshidratación
hace difícil el acceso a vías periféricas y además estos son pacientes que por
su edad y patologías subyacentes como patologías cardiovasculares y renales
hacen indispensable medir la presión venosa y controlar líquidos ingeridos y
eliminados. Es indispensable también para cumplir este fin colocar una sonda de
Foley.
En
el estado hiperosmolar hiperglucémico el déficit de agua es grande, puede
llegar a ser de 6 a 10 L o incluso más. Puede ser apropiado solución salina
isotónica al 0,9 %, 1-2 L en las primeras 2 h .Se ha recomendado iniciar con un
bolo inicial de solución isotónica. Los líquidos deben ser cambiados a glucosa
al 5 % junto con solución salina, de forma que se mantengan niveles de glucosa
entre 250 – 300 mg/dL, con una meta de diuresis de 50 mL/h o más. La tasa de
infusión recomendada es de 100-200 mL/kg de solución isotónica.
Vía
aérea:
La
vía aérea es también una prioridad. En los pacientes en estado de coma la
protección de las vías respiratorias es imperativa, por lo que la intubación
endotraqueal puede estar indicada.
Terapia
con Insulina:
Muchos
pacientes responden con terapia hídrica únicamente, las dosis de insulina son similares
a las usadas en el tratamiento de la cetoacidosis diabética. El uso de
insulinas sin una terapia hídrica vigorosa incrementa el riesgo de shock.
Insulina
regular 0,1 a 0,15 UI/kg en bolo, continuar con infusión de 0,1 UI/kg/hora en adultos,
en un sujeto de 70 kg se iniciaría con 7 UI en bolo y se continuaría con una
infusión de 7 UI/hora. Se debe chequear la glucosa sérica cada hora, si la
glucosa no disminuye por lo menos 50 mg/dL en la primera hora, duplicar la
dosis de insulina de forma horaria hasta que haya una disminución por hora de
50 a 70 mg/dL. Cuando la glucosa llegue a 300 mg/dL cambiar la solución a
glucosa al 5 % con cloruro de sodio al 0,45 % y disminuir la dosis de insulina
de 0,05 – 0,1 UI/kg/hora, para mantener los niveles séricos de 250 a 300 mg/dL,
hasta que la osmolaridad sea menor o igual a 315 mOsm y el paciente se
encuentre alerta.
Criterios
de resolución
Entre
los criterios que se mencionan para poder considerar el cuadro clínico agudo
como resuelto, se encuentran:
·
Glicemia menor o igual a 200 mg/dl
·
Osmolaridad normal
·
Recuperación del estado de conciencia.
En
ese momento se puede considerar pasar la insulina regular a la vía subcutánea
c/4h con un esquema de glicemia que comience en 150 mg/dL y más adelante pasar
a insulina de acción intermedia con dosis pandriales de insulina regular e iniciar
la vía oral. Recordar lo importante que es identificar el factor desencadenante
y tratarlo hasta su completa resolución, especialmente cuando este ha sido un
proceso infeccioso.
HIPOGLUCEMIA
La hipoglucemia constituye siempre una emergencia, las manifestaciones
clínicas son las señales de la incapacidad del sistema nervioso central (SNC)
para satisfacer sus necesidades energéticas.
El deterioro mental resultante pone al paciente en riesgo de sufrir
accidentes y lesiones traumáticas. Si la hipoglucemia no se trata, puede
presentarse un daño neurológico permanente e incluso la muerte.
Definición
Entidad clínica caracterizada por niveles de glucemia venosa o capilar
< 50 mg/dl, que se acompaña de síntomas neuroglucopénicos o
adrenocolinérgicos que desaparecen al aumentar la glucemia (tríada de Whipple).
Algunos autores consideran que debe hacerse una diferenciación y hablar de
hipoglucemia si la glucosa es < 60 mg/dl en varones y < 50 mg/dl en
mujeres.
Esta patología es poco frecuente en la población no diabética.
Hipoglucemia en pacientes diabéticos La causa más frecuente es el tratamiento
con hipoglucemiantes orales e insulina, considerando los siguientes factores de
riesgo:
1. Uso de insulina en dosis excesiva, o sin ajuste a la función renal,
dieta y/o ejercicio.
2. Sensibilidad aumentada a la insulina (lactancia y post-parto).
3. Uso de hipoglucemiantes orales sin ajuste a la función renal,
hepática, dieta y ejercicio.
4. Uso de medicamentos o sustancias (betabloqueantes no selectivos,
IECAS, etanol o drogas psicoactivas).
Hipoglucemia en pacientes no diabéticos
En pacientes sin diabetes tradicionalmente se clasifica la
hipoglucemia en postabsortiva (o de ayuno) y postprandial (o reactiva). Sin
embargo, la Sociedad Americana de Endocrinología no recomienda usar dicha
clasificación considerando que no orienta a etiologías precisas como:
·
Enfermedades críticas: sepsis, falla renal, falla hepática.
· Deficiencia
hormonal: glucagón, cortisol y epinefrina.
· Uso
de fármacos: insulina, secretagogos, etanol.
·
Otras causas: hiperinsulinismo endógeno, hipoglucemias accidentales,
hipoglucemias facticias.
Fisiopatología
La glucosa es indispensable para el metabolismo cerebral este consume
120 g/día, su función depende casi totalmente del aporte continuo de esta. Si
los requerimientos de glucosa exceden su producción, el cerebro activa vías
contrarreguladoras dependiendo si el paciente es diabético o no. El umbral de
glucosa para la activación de estos mecanismos es de aproximadamente 67 mg/dL
(3,6 mmol/L), y esta puede alterarse por hiperglucemia o hipoglucemia
recientes, sobre todo en la diabetes mal controlada.
·
Activación de la respuesta fisiológica ante la hipoglucemia en individuos no
diabéticos : o Supresión de la secreción de insulina: iniciando con niveles de
glucemia de 80 mg/dl. o Activación de hormonas contrarreguladoras: glucagón,
adrenalina, cortisol y hormona de crecimiento, la cual inicia con niveles de
glucemia ≤ 55 mg/dl.
·
Respuesta ante la hipoglucemia en pacientes diabéticos tipo 1 y diabéticos tipo
2 insulino requirentes (falla en las células β): En este grupo de pacientes los
mecanismos de contrarregulación no se desencadenan en su totalidad, con
glucemia ≤ 70 mg/dl estos pierden la respuesta del glucagón ante la
hipoglucemia dependiendo directamente de la secreción de adrenalina, la cual se
ve atenuada por mecanismos que aún no están claros, provocando episodios de
hipoglicemias asintomáticas o hipoglucemias asociadas a fallas autonómicas, que
mayormente durante el ejercicio y el sueño podrían conducir a hipoglicemias
severas.
Los pacientes diabéticos con mal control glucémico pueden experimentar
síntomas de hipoglucemia cuando la glucosa sanguínea cae a cifras normales o
incluso en hiperglucemia.
Manifestaciones clínicas
Se agrupa en dos categorías: autonómicas causadas por una actividad
del sistema nervioso autónomo (SNA) y las neuroglucopénicas (causados por la
deprivación cerebral de glucosa) que se expresa en una actividad reducida del
sistema nervioso central (SNC). En individuos normales el SNA se activa cuando
la glucemia es ≤ 70 mg/dl. Si la respuesta no restaura la euglucemia los
síntomas suelen producirse con glucemias de 55 mg/dl y los síntomas
neuroglucopénicos comienzan con glucemias ≤ 50 mg/dl desarrollando el cuadro
clínico característico de la hipoglucemia.
INSUFICIENCIA SUPRARRENAL AGUDA
La insuficiencia suprarrenal aguda representa una de las situaciones
clínicas más urgente en la práctica endocrinológica, y se origina como
consecuencia de una disminución en la secreción de glucocorticoides.
La insuficiencia suprarrenal puede deberse a una enfermedad de las
glándulas suprarrenales (primaria o enfermedad de Addison), con deficiencia de
cortisol y aldosterona y hormona adrenocorticotropa (ACTH) elevada o secundaria
a un déficit de ACTH (secundaria) por trastornos de la hipófisis o el
hipotálamo, con deficiencia únicamente de cortisol.
Etiopatogenia
Puede presentarse en la evolución de una insuficiencia suprarrenal
crónica, o bien sin antecedente previo, que es más infrecuente. Causas de
insuficiencia adrenal primaria:
·
Adrenalitis autoinmune, que suele asociarse con otras deficiencias endocrinas
(ej. hipotiroidismo). ·
Infecciones que afectan a la glándula suprarrenal, como tuberculosis o
histoplasmosis.
· En
pacientes con VIH/SIDA, por co-infección por citomegalovirus, micobacterias u
hongos, o linfoma adrenal.
·
Amiloidosis.
· Adrenoleucodistrofia.
·
Medicamentos como ketoconazol y etomidato.
·
Lesiones causadas por radioterapia.
Causas de insuficiencia adrenal secundaria:
·
Terapia con glucocorticoides por tiempo prolongado a dosis altas.
·
Trastornos hipofisarios, por lo general con otras deficiencias hormonales.
·
Traumatismo craneoencefálico. Causas de insuficiencia adrenal aguda:
·
Pacientes con diagnóstico de insuficiencia adrenal crónica sometidos a las
siguientes situaciones: 61 o Infecciones, traumatismos o intervenciones quirúrgicas.
o Abandono de corticoterapia sustitutiva.
·
Pacientes que suspenden bruscamente tratamiento crónico con glucocorticoides.
·
Panhipopituitarismo de instalación rápida (p.ej. post-operatorio de cirugía
hipofisaria sin tratamiento sustitutivo adecuado, post-parto).
·
Adrenalectomía bilateral o unilateral sin tratamiento sustitutivo.
·
Sepsis por N. meningitidis, S. aureus en niños.
·
Infarto hemorrágico suprarrenal, que puede ocurrir en el período
postoperatorio, en trastornos de coagulación, en estados de hipercoagulación y
en sepsis. Manifestaciones Clínicas El cuadro clínico es inespecífico, por lo
que sin un índice de sospecha elevado, el diagnóstico de ésta enfermedad
potencialmente letal se puede pasar por alto. Por lo general está precedido de
síntomas derivados de reserva adrenal escasa, como:
·
Astenia vespertina
·
Anorexia
·
Pérdida de peso
·
Hipotensión arterial
·
Mialgias.
La deficiencia de cortisol se agrava si la secreción
mineralocorticoide se encuentra afectada, lo que provoca pérdida de sodio y
retención de potasio, potenciando la hipotensión arterial.
La hiponatremia asociada a hiperkalemia, retención nitrogenada y
acidosis metabólica contribuye a los trastornos de la motilidad de la
musculatura lisa y estriada, generando:
·
Dolores abdominales
·
Vómitos
·
Diarrea
·
Shock hipovolémico
La instalación de los síntomas por lo general es crónica, pero el
shock se puede presentar de forma súbita, siendo mortal si no se trata
inmediatamente. La hiperkalemia y la depleción de volumen (por deficiencia de
mineralocorticoides) solo se observa en la insuficiencia adrenal primaria, así
como la hiperpigmentación, por exceso de ACTH.
Diagnóstico
Se debe realizar una historia clínica minuciosa en todo pacientes con
sospecha de insuficiencia adrenal aguda, e investigar los antecedentes y
factores desencadenantes mencionados anteriormente. Hallazgos de laboratorio:
·
Eosinofilia.
·
Hipoglicemia.
·
Hiponatremia.
·
Hiperkalemia. Se deben realizar niveles se cortisol sérico, que por lo general
se encuentra < 3 μg/dl, sin embargo si se encuentra dentro de límites
normales no descarta el diagnóstico, la prueba de confirmación se realiza
administrando una dosis de 250 μg de ACTH sintética (cosintropina) VIV o VIM y
se mide el cortisol plasmático a los 30 y 60 min. Considerándose normal si es
>19 μg/dl.
La ACTH plasmática se puede medir para diferenciar la insuficiencia
suprarrenal primaria de la secundaria.
Tratamiento
El tratamiento debe instalarse lo antes posible y el objetivo
primordial es la reposición hidroelectrolítica y la sustitución esteroidea. En
caso de tener el diagnóstico confirmado de insuficiencia suprarrenal, se
indica:
·
Hidrocortisona 100 mg VIV cada 8 horas.
·
Hidratación parenteral con solución salina al 0,9% y dextrosa al 5 % hasta
corregir la hipotensión, 4 000 – 6 000 ml en las primeras 24h.
·
Siempre se debe investigar la causa desencadenante y tratarla. Si se sospecha,
pero no se ha establecido el diagnóstico de insuficiencia suprarrenal, se debe
administrar:
·
Dexametasona 10 mg VIM.
·
Hidratación parenteral con solución salina al 0,9 % y dextrosa al 5 %, 4 000 –
6 000 ml en las primeras 24h.
·
Posteriormente se realiza la medición de cortisol y la prueba de cosintropina.
63 Se utiliza dexametasona debido a que no interfiere con la determinación de
cortisol plasmático. Luego de realizar las mediciones de cortisol, se inicia
hidrocortisona 100 mg VIV cada 8 horas, hasta que se conozcan los resultados de
la prueba. La dosis de hidrocortisona se debe disminuir progresivamente en las
siguientes 72 horas, de acuerdo a la respuesta clínica y posteriormente se
inicia la terapia de mantenimiento.
El curso habitual, permite la estabilización clínica en 48 horas y la
reducción de la dosis de hidrocortisona a 50 mg/día para pasar a la vía oral y
mantener prednisona 5 mg/día en las mañanas, evaluando los controles de
electrolitos y presión arterial. Al pasar a la dosis de mantenimiento se debe
asociar fludrocortisona como mineralocorticoide a dosis de 0,1 mg/día.
COMA MIXEDEMATOSO
El coma mixedematoso es una emergencia médica poco frecuente que se
presenta generalmente en pacientes de edad avanzada (promedio 75 años), por
déficit severo de hormonas tiroideas. Ocurre predominantemente en mujeres con
hipotiroidismo severo de larga data no tratado. Se caracteriza por el deterioro
marcado del sistema nervioso central y la función cardiovascular.
Puede ser la presentación de inicio del hipotiroidismo o aparece en
pacientes hipotiroideos diagnosticados previamente que han sido expuestos a
stress. Fisiopatología La baja concentración de T3 intracelular secundaria al
hipotiroidismo es la base fisiopatológica de la crisis mixedematosa. El
descenso de T3 induce al desacoplamiento de la fosforilación oxidativa con
disminución de la producción de ATP y disminuye la expresión génica de la Na+ /
K+ -ATPasa.
Esto induce a la disminución del efecto calorigénico de las hormonas
tiroideas. También se produce alteración de la permeabilidad vascular, tasa de
filtración glomerular reducida (por disminución de Na+ / K+ -ATPasa en el
túbulo contorneado proximal, reduciendo la reabsorción de sodio), exceso de
vasopresina, aumento de glucosamino-glicanos en piel y lengua (con efecto
osmótico), y tinte amarillo-naranja (por acúmulo de carotenos).
Otros factores que contribuyen a la insuficiencia respiratoria
incluyen: disfunción muscular respiratoria, obesidad, derrame pleural,
macroglosia, volumen pulmonar reducido, mixedema de la nasofaringe y laringe
(reduce la abertura de la vía aérea efectiva), la neumonía, y bronco
aspiración. La disminución de la gluconeogénesis y los factores precipitantes,
como sepsis e insuficiencia adrenal concomitante, puede contribuir a la
hipoglucemia. Además de la depresión generalizada de la función cerebral,
alteraciones como la hiponatremia, la hipoglucemia, la hipoxia, y la reducción
del flujo sanguíneo cerebral focal pueden precipitar o producir convulsiones
generalizadas y empeorar el nivel de la conciencia.
TORMENTA TIROIDEA
La tormenta tiroidea fue descrita por primera vez por F.H. Lahey en
1928 quien la llamó crisis del bocio exoftálmico, también se le conoce como
crisis tirotóxica.
La tormenta tiroidea es una situación de riesgo vital caracterizada
por una exageración de las manifestaciones clínicas de la tirotoxicosis, suele
producirse en los pacientes que tienen una tirotoxicosis no diagnosticada o
inadecuadamente tratada y al que se agrega un acontecimiento precipitante como
una infección, traumatismo, cirugía tiroidea o no tiroidea.
Los factores que determinan que un paciente con tirotoxicosis
evolucione o no a una tormenta tiroidea suelen ser: la edad, la presencia de
enfermedades intercurrentes, la velocidad con que se presente el exceso de
hormona tiroidea y la capacidad individual para mantener adecuados mecanismos
compensatorios metabólicos, termorreguladores y cardiovasculares. Anteriormente
la mortalidad informada por tormenta tiroidea era alta entre 30 a 75 % de los pacientes.
En la actualidad es más baja 10-20 %, se piensa que es debido al
mejoramiento de la asistencia médica con un diagnóstico y tratamiento más
temprano y adecuado. Causas y desencadenantes La tormenta tiroidea se encuentra
asociada con frecuencia a la enfermedad de Graves y al bocio nodular y
multinodular tóxico, sin embargo, no hay evidencia de que la tormenta tiroidea
se deba a producción excesiva de T3. Se cree se deba a la combinación de varios
factores durante la tirotoxicosis:
·
Expresión de receptores para catecolaminas aumentada, aumentando la
sensibilidad del tejido cardiaco y nervioso a las catecolaminas circulantes.
·
Disminución de la globulina ligadora de hormonas tiroideas (TBG) con lo que
aumenta la T3 y T4 libre.
·
Asociación de factores que produzcan una mayor secreción de catecolaminas.
·
Presencia de patologías sistémicas que disminuyen el aclaramiento hepático y
renal de las hormonas tiroideas.
Entre los desencadenantes de tormenta tiroidea se encuentran:
·
Infecciones
·
Traumatismos
·
Cirugía tiroidea o no tiroidea sin una adecuada supresión hormonal
·
Suspensión abrupta de la terapia antitiroidea
·
Administración de Iodo
·
Palpación vigorosa de la glándula tiroides en pacientes con tirotoxicosis
severa
·
Administración de medios de contraste yodado
·
Tiroiditis por radiación
·
Enfermedad cerebrovascular aguda
·
Embolismo pulmonar
·
Trabajo de parto
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Preeclampsia
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Cetoacidosis diabética
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Crisis de hipercalcemia
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Estrés emocional Entre el 25 y 45 % de los pacientes no se identifica ninguna
causa desencadenante. Manifestaciones clínicas Son las propias de la
tirotoxicosis con predominio de síntomas de hiperactividad del sistema nervioso
autónomo simpático, especialmente tipo beta-adrenérgico.
La hipertermia es un signo muy característico, con temperatura mayor
de 38,5°C que puede progresar a fiebre mayor de 40°C, taquicardia sinusal o
arritmias cardiacas asociadas a veces a edema pulmonar o insuficiencia cardiaca
congestiva. A medida que el trastorno progresa puede aparecer apatía, estupor,
coma así como hipotensión. El bocio es un hallazgo útil, pero no siempre se
halla presente.
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